Los estudios más recientes revelan datos optimistas sobre cómo las sustanciales mejoras en las pruebas y avances en las opciones de tratamiento han causado una disminución general en muertes por cáncer; pero eso no significa que los sobrevivientes ya no deban mantener su rutina de cuidados, controles médicos y requerimientos necesarios para conllevar el impacto emocional negativo que implica vivir con la enfermedad.